Capitulo 1Primer día…
-¿Cuál es tu nombre? – oí preguntar a mis espaldas…
Instintivamente voltee y vi a una simple muchacha con su cabello negro oculto hacia atrás…
- Ehh?... hola, soy Rosario… ¿Y tu?- Dije levemente sobresaltada.
- Me llamo Camila… Tu eres nueva aquí, ¿cierto? Nunca antes te había visto…
- Mmms…Si, claro, me mude hace unos días y, supongo que esta era la secundaria mas cercana…
- En efecto, es la única de la zona, aunque aquí a treinta cuadras hay una, pero es a partir de noveno grado…
- Claro, claro…- Le dije…
Saque almenos cinco pesos de mi bolsillo trasero y me encamine haca el pequeño kiosco repleto de gente dejándola atrás…
Me arriesgue a entrar entre el pelotón de personas empujándose en lo que se pede llamar una “Fila” y en unos pocos minutos llegue a poder comprar…
- ¿Que quieres?- Me pregunto la pobre muchacha del kiosco que, agitada, debía soportar tal griterío de sus clientes, además, los muchachos, no se sabe como, aprendieron su nombre, y eso paresia ser un método de tortura…
“Mirna, déme un maíz inflado”
“Apúrese con mi hamburguesa, Mirna”
“MIRNA, YO ESTABA PRIMERO QUE EL EN LA FILA!!”
- Emm… Déme cincuenta centavos de caramelos y un alfajor de chocolate - Le dije…
La muchacha me entrego mi pedido en una bolsita transparente y yo, luego de pagar, me fui satisfecha…
Camine por todo el sector de “Recreación”, es decir, una habitación colosal, sin techo, con mesas, sillas, y algunos pequeños árboles…
Al fin me encontré con una mesa bacía, me senté en la silla y comencé a comer mi alfajor…
Al ser nueva, no savia bien lo que no se debía hacer, y por desgracia, lo que no se debía hacer era dejar algún alimento en tu mesa, a una distancia considerable de ti y menos a la vista de todos…
Mientras comía una mano atravesó la escena, era la mano de un chico, con las uñas crecidas y unas cortaduras…
La mano dio a parar a mi bolsa transparente, con velocidad, y tomo un manojo de caramelos…
Cuando la mano se alejaba, reaccione del colapso que me había causado la sorpresa y tome del brazo al muchacho que tubo el descaro de querer robarme mi comida…
El chico enrojeció al ver mi rostro, no tarde en descubrir por que…
De la sorpresa y la humillación que le había causado mi reacción y mi rostro serio y decidido, el muchacho soltó los caramelos dejándolos caer en la mesa.
Yo seguía sosteniendo su brazo con fuerza…
- Siéntate – le ordene, sin soltar su brazo… El muchacho obedeció…- ¿Cómo te llamas?
- Julián - Respondió sin dejar ese tono rojizo y avergonzado en el rostro…
- Hola, yo soy Rosario… ¿Qué dices? ¿Qué si te doy algunos caramelos? Claro, aquí tienes - Dije colocando en frente suyo los caramelos que había querido robar… El me miro confundido - ¿No es mas fácil así?
- Eh, no quiero caramelos, ni siquiera me gustan, es que, es como una bienvenida al desprevenido, y el desprevenido eras tu, discúlpame…- Me dijo…
Entendí exactamente a que se refería, en mi antiguo colegio le robábamos la mochila al nuevo y el la tenia que recuperar…
- No hay cuidado, pero que raro eres, Julián, ¿No te gustan los caramelos?- Le dije, y para ganar confianza seguí sosteniendo su brazo, pero esta vez, con mas dulsura, y con mi mano menos tensa…
- No, ¿Acaso es tan extraño? – Dijo sonriendo…
- En realidad, no tanto, es decir, a mi no me gusta la mayonesa – Los dos soltamos una risotada y el volvió a enrojecer, pero esta vez no era por los caramelos…
Las risas se cortaron con el gran timbre que anunciaba un nuevo año de clases…
- Debo ir a mi aula, sea cual sea… - Dije
- Quizás nos toque juntos, yo voy a “segundo, segunda” –
- ¿Te refieres a octavo segunda?- Le corregí.
- Si, es que ahora le dicen así…
Caminamos juntos hacia las aulas del segundo piso…
- Julián, ¿Me acompañas a la dirección? me deben decir a que aula ir - Le pedí, el asintió…
Entramos a la gran habitación amarilla a la cual imagine no tener que volver a entrar en el año entero.
- ¿Ustedes no tienen que estar en sus aulas?- Nos dijo una de tantas preceptoras que había, hay adentro, al vernos entrar…
- Soy Rosario Valdez, quiero saber a que aula perteneceré –
- Ehh… Déjame fijarme… - La señora empezó a revisar unos papeles ordenados alfabéticamente que saco de un cajón y de entre ellos saco mi nombre…
- ¿No podría elegir en que aula estar?- Pregunte…
- No creo, pero ya te hemos asignado aaaa…..- Dijo mientras leía y buscaba con el dedo índice mi aula futura- Segundo segunda…
Nos miramos alegrados con Julián, pero mantuvimos la compostura, estábamos siendo observados por la directora…
- Bueno, váyanse a clase, los alumnos no pueden estar aquí – Nos dijo ella.
Observe toda la sala antes de irme, y allí vi a un muchacho de cabellos negros despeinados y piel blanca como carbón quemado, que caminaba despreocupado por la sala…
¿Acaso el no era un alumno? ¿Porque el si podía estar en ese lugar?
El muchacho me miro, al advertir que yo lo estaba mirando a el, y yo simplemente perdí sus ojos mientras salía cortésmente de la dirección…
Julián y yo parecíamos personas sensatas y decentes, hasta que salimos de la dirección y dejamos de fingir…
Comenzamos a saltar como locos y gritar de alegría… “¡Iremos al mismo grado!”
Luego comenzamos a correr entre la gente hacia nuestra aula, a la cual Julián me condujo.
Llegamos y entramos, la profesora aun no estaba hay…
El aula estaba llena de chicos hablando y felices de reencontrarse después de las vacaciones.
Julián se desprendio de mi y fue a hablar con unos muchachos…
Quede sola…
Depronto sentí dos golpes leves en la cabeza mientras una voz femenina decía “Tok, Tok”
Me di vuelta…
Allí estaba Camila…
- Hola… ¡Tu también aquí!- Dije alegrada…
- Jeje,,, Siiii, que coincidencia – Dijo ella, supuse que no esperaba que a quien llamo de espaldas fuera yo…
- ¡¡HOLA ANNA!! – Grito mientas salia corriendo a abrasar a una chica de cabellos de un tono algo parecidos a los mios… Entonses entendi…
Al mirar a la tal “Anna” paso por mi vista un muchacho, era el mismo muchacho de la dirección,
“¿Cómo era posible?” Yo estaba junto la puerta y nadie además de Anna entro al salón, quizás lo deje pasar…
Me acerque a el, que estaba sentado en un banco junto una mesa en una esquina, apartada de todo el griterío adolescente, leyendo…
Me senté a su lado y el me miro de reojo, luego siguió con su libro…
- ¿Qué lees? – Le pregunte, el se asombro sobre manera por que yo le halla hablado.
- ¿Perdón? – Pregunto extrañado mirando alrededor, verificando que le hablaba a el.
- ¿Qué libro estas leyendo?- Replique.
- Emm… ¿Me hablas a mi?- Pregunto nervioso…
- Si, a ti – Dije y me agache para leer el nombre del libro – “SHERLOKE HOLMES”, es un buen libro…
- Si, eso creo, ¿Tu lo leíste?- Pregunto, sonaba como si no hubiera hablado con nadie en mucho tiempo, como si se sintiera extraño al hablar con migo, eso me hacia sentir incomoda.
- Si, hace mucho… ¿Por qué no hablas con los demás?- Pregunte, es que el se veía tan solitario…
- Digamos que… Soy invisible para ellos…- yo reí por su una metáfora…
- Se como te sientes, es horrible ser nuevo, ¿Tu vienes de muy lejos?- No se por que deduje que era nuevo, quizás porque todos los otros tenían amigos…
- No soy nuevo, eehh, creo que deberías ir a tu asiento antes de que llegue la maestra – Entendí que me estaba echando, pero elegí fastidiarlo un poco…
- Esta bien – Dije y coloque mi bolso lleno de útiles y mi campera en la silla a su lado – Ya esta, ¿Cómo te llamas?
- ¿Por que no te sientas con Julián?- Me dijo el, otra vez echándome.
- ¿Por qué con Julián?-
- Porque esta solo en su silla y los vi hablando en dirección.
- Ohh, tu eres el del trato especial ¿No? Dime, ¿Por que tu si podías estar en ese lugar y yo no?
- Emm… Yo estaba ahí para pedir unos… papeles que me mando a pedir… la profesora…
- Oooh… oye, te digo algo raro, yo te vi en la dirección y me quede junto a la puerta y nunca te vi entrar, era como si hubieras aparecido y ya, ¿no es muy raro?
- Ehh… Estas equivocada, yo pase por la puerta, y te vi, yo no hice nada de eso de desapaeser, ni nada, tu estas muy mal, no es cierto, no – Paresia descontrolado, como si el tema le inquietara.
Lo tome por un brazo frenándole.
- Tranquilo, no te enojes, disculpa – rose con dulzura su otro brazo y el pareció tranquilarse.
- Lo lamento, creo que esto de los crímenes del libro me inquieta un poco.
- ¿Quiere que me valla y te deje leer?- Dije
.-No, no te vallas, estoy muy solo aquí, quédate – Paresia nervioso y entendí por que era, no me había percatado que mi mano seguían acariciando su tenso brazo…
- Como quieras, Ya te debo soltar ¿Cierto?- Dije mirando mi mano en su brazo.
- Como quieras…- Yo me sonroje y el se río, mientras deslizaba mi mano soltándole lentamente…
- ¿Cuál es tu nombre? – Le pregunte, el chico solitario me estaba agradando…
- Mmm… Apuesto que no lo adivinarías… - Me desafío…
- Emm… ¿Daniel?
- No.
- ¿Carlos?
- No, no, no.
- ¿Joaquín?- El nego con su cabeza. – ¿Voy a estar así mucho tiempo? Dame una pista…
- Empieza con “M”
- Marcos.
- No…
- ¡Melchor! –
- No, es decir ¿Qué? ¿Acaso ese no es uno de los reyes magos? – Otra vez nos reímos…
- Mario.
- No, pero estuviste cerca – No se me ocurrían muchos nombres con “M”
- Me rindo, ¿Cómo te llamas?-
- Mi nombre es Mariano, no era tan difícil, que poca creatividad tienes.- Empezó a burlarse de mi, claro que no era para que me ofendiera, era mas bien, un canto de victoria.
- Ya, para – Le interrumpí dándole un leve golpe con mi puño en el hombro, sin intención de lastimarlo…
Volvimos a reír…
De pronto, ese nombre, “Mariano”, se convirtió en un nombre hermoso.
Llego la profesora.
Una señora con el cabello caido sobre los ombros y unos anteojos del tamaño de África…
- Hola, chicos, yo soy Leticia Gonzáles, y este año les enseñare matemática…- La larguirucha señora siguió hablando pero yo la ignoraba…
Saque mis útiles de mi bolso, mi cartuchera y mis carpetas con separadores alfaveticos, de alli aparte una hoja en blanco y con mi lapicera escrivi un mensaje para el:
“”hola, hablemos por mensajes, ¿Si?”
Acerque le papel a su lado y bolpee la mesa levemente con mi lapicera para llamar su atención.
El leyó el mensaje y me quito suavemente la lapicera para escribir.
“Claro, pero, ¿De que hablamos?”
Me entrego la lapicera aguardando mi respuesta…
“No se, de algo, ¿Q te parase esta escuela?”
Le devolví la lapicera…
“Es linda, creo…”
Me respondió, cuando mire su asiento advertí algo.
“¿Por qué no traes mochila?”
Le pregunte
“Me la olvide en casa”
Respondió dándome nuevamente mi lapicera…
“Oooh, es lejos tu casa?”
“No, ¿Porque?”
“Por nada, como estas??”
“Bien, y ¿Tu?”
“Bi”
Ubiera terminado la frace de no ser por julian…
- Profesora, ¿Puedo cámbiame de asiento?- Pregunto.
- Si, no hay problema, tu eres…-
-Julian…
- Oooh, claro, ve a donde quieras…-
Julian se levanto y encamino hacia mi.
- Eeehh, devo irme…- Me dijo Mariano levantándose del asiento, rápidamente, y alejándose hacia la puerta, como si nada, salio del aula sin preguntar a nadie, en efecto, nadie paresia notarlo…
Serro la puerta al tiempo que Julián se sentaba en su asiento que estaba ahora vacío…
- Hola, ¿Te molesta que me siente aquí? es muy feo sentarse solo ¿cierto?- Me dijo Julián…
Yo seguía confundida por la fría retirada de Mariano…